
Micros abiertos internacionales y slams online, conciertos en primera línea de sofá, recitales en streaming, festivales vía Instagram live, Tinder en vivo, hot line poético… La música y la poesía en vivo se adaptan a su entorno por distópico que este sea. Una pandemia no es suficiente para doblegar la resiliencia de la cultura. No obstante, tanto artistas como los pequeños grandes templos que los albergan están convalecientes. Que el 2020 no está siendo un buen año para el ámbito cultural no es una noticia que le guste firmar a nadie.

















