
Después de peleas irreconciliables entre amigos y familiares, traiciones varias, separaciones abruptas en medio de la nieve y unas cuantas lágrimas derramadas, llega, al fin, el momento cumbre de la película: los violines suenan cada vez más agudos, las bocas de los protagonistas están cada vez más cerca, nada de lo anterior importa ya porque se va a producir la culminación del amor. Y entonces a ella le sangra la nariz. Sí, a la protagonista le sangra la nariz porque no estaba excitada sexualmente sino a punto de sufrir un colapso mental de tanto pensar.

















